En Venezuela, en la
caracas colonial, donde los fantasmas son sinónimo de cuentos pueblerinos, una
de las leyendas mas resaltantes es el del enano de la catedral. Según se cuenta
en la catedral de caracas, al pasar la medianoche, aparece un espectro de
aspecto simpaticón, un enano con un aspecto de amabilidad y una sonrisa
amistosa. Pero lo que en realidad es, un demonio del infierno capaz de matar de
un infarto a aquel que se atreva a arriesgarse o simplemente quiera ser
valiente y pasearse por ese lugar luego de las 12 de la madrugada y esperar
encontrárselo. Una historia que he escuchado mucho cuenta que un hombre, un
buen mozo como le decían en ese tiempo, se paseaba por los aledaños de la
catedral, camino a encontrarse con su enamorada, el hombre iba caminando
cantando y tomando ron, para poder calentarse y que se le calmara el frió del
camino.
Mientras más avanzaba, más
nervioso se sentía, no sabía si era por la soledad del lugar o porque
simplemente, ya estaba cerca de su enamorada. En un momento inesperado, sintió
que alguien lo seguía, pensó que era un ladrón o, un espectro de esos que
contaban los abuelos. El hombre sintió de repente ese “algo” a su lado y no
quiso voltear, pero al sentir un aullido volteo espantando, y al ver a un perro
harapiento y viejo, se hecho a reír tan fuerte que se escuchaba su eco un poco más
a una cuadra. Al llegar a la entrada de la catedral, visualizo una silueta
detenida ahí mismo, se acerco y vio un hombre muy enano vestido de la época
colonial, con un sombrero alas anchas y punta chata, el hombre al verlo lo
saludo con una mano, y el muchacho algo confundido, pensando en que haría ese
enano ahí hizo lo mismo, en ese momento el espectro le hace un gesto que se
acerque y le dice que por favor le de fuego para su cigarro, el hombre para no
querer ser falta de respeto saca su yesquero y prende su cigarro, pero la
advertencia de los abuelos era cierta “no le des fuego al cigarro del enano”
porque al hacerlo el hombre sufrió el mayor miedo mortal en toda su vida, el
enano de repente sonrió diabólicamente, mostrando unos colmillos muy afilados,
de repente el enano comenzó a crecer y a crecer, mientras el caminante veía
aquel ser de inframundo, paralizado sin poder hacer nada, el enano seguía
estirándose hasta que llego a la altura de la torre catedral, en ese momento
vio al hombre, desde su altura y le dijo con voz infernal “gracias por el
fuego, amigo, ahora, quieres ir conmigo a un lugar donde si hay fuego de
verdad?” mientras se reía endemoniadamente. El hombre, asustado, aterrorizado,
se persignó, rezo cuantas veces pudo mientras corría agarrando su cruz de palma
que siempre guardaba en su bolsillo.
Demás está decir que
aquel hombre dejo de buscar enamoradas en la mitad de la noche, y las fiestas a
altas horas de la noche.
el chiste de que aquel
espectro, el famoso “Enano de la Catedral”, era “anti adeco”, pues apenas
Rómulo Betancourt se montó en el gobierno, éste desapareció.
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